Si ya existía un uso poco controlado de redes sociales previo a la pandemia del Coronavirus, ahora podríamos decir que hay muchas otras personas que se volcaron a estos servicios online -únicamente- por consecuencia del confinamiento. Y probablemente (tampoco) sin darse cuenta que actualmente pasamos más horas conectados al celular, o computador, que compartiendo experiencias reales.
Pero, ¿somos conscientes de los efectos que pueda provocar el uso excesivo de las redes sociales para la salud? El investigador Ramón Sotomayor-Zárate, doctor en Farmacología, director del Centro de Neurobiología y Fisiopatología Integrativa (CENFI) de la Universidad de Valparaíso, ha estudiado las adicciones y plasmó sus conclusiones respecto al uso descontrolado de plataformas online.
Este científico, quien ha dedicado gran parte de su trayectoria al estudio de la neurobiología de las adicciones, explicó que los ‘likes’ en las redes sociales tienen una gran asociación con refuerzos positivos no químicos, que pueden producir aumentos de dopamina en áreas cerebrales asociadas al placer.
El uso excesivo de las redes sociales es reconocido como un tipo de dependencia psíquica, que puede producir a largo plazo efectos negativos en la salud mental, como desórdenes de ansiedad y depresión. Aunque la adicción a las pantallas no sería comparable, en su fase inicial, a las adicciones provocadas por un consumo abusivo de alcohol o drogas.
«En una primera etapa no son comparables en cuanto a los efectos colaterales que producen. Por ejemplo, una adicción química a drogas de abuso como cocaína puede generar efectos estimuladores sobre el sistema cardiovascular y locomotor, mientras que otras drogas como la morfina producen depresión del sistema nervioso y respiratorio. Sin embargo, la dependencia psicológica de las redes sociales puede ir escalando de manera muy similar a como lo hacen las drogas de abuso, especialmente en jóvenes».
(Ramón Sotomayor-Zárate)
En este contexto, los menores de edad son más susceptibles a crear dependencia psicológica a las redes sociales, especialmente en edades como la adolescencia, cuando el reconocimiento e influencia de los pares es muy importante.
Además las falsas realidades, como fake news o imágenes adulteradas (entre otras), sumado a las publicidades basadas en falsas expectativas, pueden afectar las conductas de los individuos. Especialmente de personas con un desarrollo socioeconómico más bajo.
Finalmente, Sotomayor–Zárate sostuvo que muchos de los problemas de salud mental en Chile son subdiagnosticados, a la vez que el uso excesivo de plataformas puede empeorar los problemas de salud mental producidos por la situación del confinamiento actual.