Una tienda de computación en Inglaterra decidió jugarle una broma a los transeúntes que pasaban fuera de su tienda, pegando un iPhone al suelo de la calle y así conocer la reacción.
Pero no solo bastó con eso para reírse de la gente, escondiéndose en la tienda y con una bocina de aire, emitían un fuerte ruido para asustarlos a la hora de recoger el equipo.