Telefónica inició un proceso formal para desprenderse de su filial de Movistar en Chile, en línea con la estrategia corporativa que ha llevado a la empresa a retirarse de varios mercados latinoamericanos. Algo que venimos anunciando desde 2019 cuando el entonces presidente de la compañía, José María Álvarez-Pallete, presentó su estrategia para Telefónica a nivel global, dejando en el olvido las operaciones en esta parte del mundo.
La venta de las operaciones de Movistar en nuestro país fue encargada al banco estadounidense Citi, que actúa como asesor principal para encontrar un comprador. Este movimiento se sumó a las recientes desinversiones realizadas por la compañía en Argentina, Perú y Colombia.
El objetivo de la operación es obtener una cifra cercana a los 1.100 millones de dólares, con lo cual se convertiría en una de las transacciones prioritarias para el grupo de capitales españoles. Telefónica busca concentrar su presencia en Europa y reducir su exposición en mercados donde los retornos han sido menores al costo de capital. La filial chilena ha registrado resultados negativos por varios años consecutivos, incluyendo pérdidas por más de $445 mil millones al cierre de 2024, superando con creces las cifras del año anterior.
Interesados en la compra de Movistar
Entre los interesados en adquirir Movistar en Chile figuran la firma argentina Integra Tec, que ya adquirió las operaciones de Telefónica en Perú; América Móvil, controlada por Carlos Slim; Entel, competidor directo en el mercado chileno; y la empresa luxemburguesa Millicom. El proceso de venta contempla además la eventual evaluación por parte de la Fiscalía Nacional Económica, dada la relevancia de la operación en el sector y su posible impacto en la competencia local.
El deterioro financiero de Movistar Chile también fue un factor determinante en la decisión de deshacerse del negocio. Sus ingresos por servicios móviles cayeron más de un 7% durante 2024, en un contexto marcado por una fuerte presión competitiva y regulaciones. El balance contable de Telefónica incluye pérdidas derivadas de su exposición en Latinoamérica, que podrían superar los 2.000 millones de euros, según fuentes internas citadas por medios especializados.
Además de Citi, Telefónica también contrató a los bancos Santander y Rothschild para facilitar su salida de otros mercados latinoamericanos, entre ellos México, Ecuador y Uruguay. La única excepción en la región sería Brasil, país que sigue siendo clave dentro del plan estratégico de la compañía.
Escenarios tras la salida de Telefónica
Pese a la envergadura del proceso, distintos actores de la industria señalaron que el cambio de controlador no implicaría alteraciones inmediatas para los usuarios actuales de Movistar. Especialistas explicaron que los contratos vigentes entre la empresa y los clientes se mantendrán inalterados, ya que la venta únicamente modifica la propiedad de la firma y no sus compromisos comerciales.
El consejo de administración de Telefónica también analiza cómo reconocer en sus balances las pérdidas contables ligadas a las recientes ventas en la región, especialmente las de Argentina y Perú. La operación en Buenos Aires se cerró por 1.189 millones de euros, mientras que la filial en Lima fue vendida por menos de un millón de euros tras un proceso concursal.