¡Este es un bombazo! Qualcomm ha manifestado interés en una posible compra de Intel en los últimos días, según diversos reportes de medios, incluyendo uno específico de The Wall Street Journal. Y aunque no se ha concretado nada, las fuentes familiarizadas con el tema indican que Qualcomm realmente está evaluando la compra del gigante de los procesadores y se le habría acercado a Intel. Eso sí, ahora que esta última esté interesada en ser adquirida, es otro cuento.
Esta operación —sin duda— sería un cambio radical en la industria de los chips en Estados Unidos, y generaría dudas sobre el impacto en la competencia y posibles restricciones antimonopolio. De igual forma, sabemos que Intel ha atravesado dificultades importantes en el último año, reportando pérdidas de $1.6 mil millones en su último trimestre, y anunciando el despido de aproximadamente 15% de su plantilla.
Por otro lado, también sabemos que la empresa ha decidido separar su negocio de fabricación de chips (foundry) en una unidad independiente, una medida que refuerza la percepción de una empresa en crisis. En contraste, Qualcomm, conocido principalmente por sus chips para teléfonos móviles, ha mantenido una posición más estable en el mercado, con un valor de mercado que duplica al de Intel, alcanzando los $188 mil millones.
Los escenarios de Qualcomm
Una posible compra de Intel por parte de Qualcomm podría atraer la atención de los reguladores antimonopolio. Qualcomm ha consolidado su modelo de negocio basándose en el diseño de chips con tecnología de Arm Holdings, subcontratando la fabricación a empresas como TSMC, mientras que Intel tradicionalmente ha mantenido la producción interna de sus procesadores, utilizando su propia arquitectura x86. Este enfoque diferenciado ha llevado a Intel a perder terreno frente a competidores como AMD y NVIDIA en los últimos años, particularmente en el desarrollo de chips orientados a la inteligencia artificial.
En caso de avanzar en la compra, Qualcomm podría optar por vender ciertas unidades de Intel a otros compradores para suavizar posibles objeciones regulatorias. Actualmente, Intel ha experimentado una caída del 56% en el valor de sus acciones este año, y su presencia en el índice Dow Jones Industrial Average está en riesgo.
Por ahora, ambas empresas han optado por no hacer comentarios públicos respecto a esta posible negociación, dejando en incertidumbre lo que podría convertirse en una de las adquisiciones más relevantes de los últimos años en la industria tecnológica.