La Unión Europea está a punto de imponer una multa histórica a Apple, ascendiendo a 500 millones de euros, por prácticas anticompetitivas relacionadas con su App Store, especialmente en lo que respecta a los servicios de streaming de música. Esta sanción, que se espera sea anunciada oficialmente el próximo mes, fue iniciada por una investigación debido a una queja presentada por Spotify en 2019.
Hace cinco años se observó que las reglas de la App Store se impedía a los desarrolladores dirigir a los clientes hacia opciones de suscripción alternativas fuera de la aplicación. Estas alternativas podrían ser más económicas, ya que no incluirían la comisión del 30% que Apple aplica a las transacciones dentro de su plataforma. Aunque Apple relajó estas restricciones posteriormente, la Comisión Europea concluyó que la compañía había violado las leyes antimonopolio de la UE, creando «condiciones comerciales injustas» para sus rivales mediante las obligaciones de no direccionamiento de la App Store.
La multa de 500 millones de euros es especialmente notable, considerando que Apple podría haber enfrentado una penalización de hasta el 10% de sus ventas globales anuales. Este caso subraya la creciente preocupación por las prácticas que limitan la competencia en el mercado digital, donde las reglas impuestas por los propietarios de plataformas pueden tener un impacto significativo en el acceso al mercado y en las opciones disponibles para los consumidores.
Evolución y medidas más allá de los 500 millones de euros
En respuesta a las críticas, Apple comenzó a permitir que Spotify y otros servicios de música dirigieran a los usuarios de la App hacia la Web para suscribirse, evitando así el corte de ingresos de Apple. Sin embargo, Spotify argumentó que las restricciones seguían existiendo y que los cambios eran meramente superficiales.
Más allá de abordar abusos pasados, la Comisión Europea ha promovido nuevas regulaciones para prevenir violaciones de la competencia por parte de las firmas tecnológicas antes de que ocurran. La Ley de Mercados Digitales (DMA, por sus siglas en inglés), que entrará en plena vigencia en marzo de 2024, establece una serie de normas y prohibiciones para las empresas más poderosas, incluida la ilegalidad de favorecer sus propios servicios en detrimento de los de los rivales.