Mitesh S. Patel y Kevin G. Volpp, ambos científicos de la Universidad de Pennsylvania, entrevistaron a 6.223 personas que utilizan tecnología vestible, específicamente las pulseras para fitness. La idea era identificar el comportamiento de los usuarios en búsqueda de una vida más saludable y si generaban un cambio.
Para sorpresa de ellos, la cuestión no fue muy prometedora. Sus conclusiones develaron que más del 50% de quienes adquirieron un dispositivo vestible o wearable, termina rindiéndose frente a él. De hecho dos tercios de ellos, dejaron de utilizar una pulsera fitness a los 6 meses de haberla comprado.
Para Patel y Volpp esta problemática podría estar relacionada a 4 grandes categorías: la primera es el precio, la fatiga del gadget mismo, la precisión para localizar la actividad y la efectividad de cómo se reporta la información. De hecho, sobre la pulsera en sí, con el pasar del tiempo los usuarios encuentran problemáticos los pasos que uno debe hacer sobre el producto, como cargarlo o tener que sincronizarlo, siendo una pérdida de tiempo. Es más, los investigadores plantean una solución, la cual sería pegarlos o añadirlos al teléfono.
Como conclusión, basándose en el estudio, las pulseras fitness o los wearables en general, necesitan concentrarse en crear estrategias para quienes realmente buscan o necesitan este tipo de productos. Mejorando los puntos débiles, sobre todo en cuestiones durabilidad, sincronización y despliegue de información.