Las recientes medidas arancelarias impulsadas por Donald Trump impactaron de manera inmediata a los gigantes tecnológicos estadounidenses, provocando caídas bursátiles y obligando a múltiples empresas a rediseñar sus cadenas de suministro. Estas políticas, anunciadas a comienzos de abril, incluyeron aranceles de hasta un 49% a importaciones provenientes de países como China, Vietnam, India, Corea del Sur y Taiwán, además de una tarifa base del 10% para la mayoría de los socios comerciales.
Apple y Amazon, con una fuerte dependencia de fábricas en Asia, lideraron las pérdidas en el mercado tras conocerse las disposiciones. Las acciones de ambas compañías descendieron alrededor de un 6%, mientras que Meta y Nvidia retrocedieron un 5%, según datos de CNBC. Las empresas afectadas dependen de la producción en regiones ahora sujetas a impuestos elevados. En el caso de Apple, aproximadamente la mitad de sus ingresos proviene de dispositivos ensamblados en India y China. Amazon, por su parte, opera una red de comercio digital con numerosos proveedores establecidos en el sudeste asiático.
Aranceles que redefinen el comercio tecnológico
El paquete arancelario también suprimió una exención clave para la importación directa de paquetes menores a $800 USD, utilizada por plataformas como Shein, Temu, e incluso eBay y Etsy. Este cambio afectará el flujo de millones de envíos anuales que llegaban sin recargos desde Asia. A partir del 2 de mayo, esos productos deberán pagar derechos de aduana, lo cual podría alterar los precios minoristas y el modelo de negocios de los marketplaces que conectan a consumidores estadounidenses con fabricantes extranjeros.
El sector del comercio electrónico enfrentó complicaciones logísticas, mientras que empresas como Nuvocargo, especializada en aduanas y transporte transfronterizo, detectaron un aumento en la demanda de servicios. Lo mismo ocurrió con firmas como Palantir, que promocionaron soluciones de inteligencia artificial para ayudar a sus clientes a calcular decisiones en función de los nuevos aranceles.
Otro ejemplo de estos cambios es que Nintendo decidió posponer la preventa de su nueva consola Switch 2 en Estados Unidos, atribuyendo la decisión a la incertidumbre generada por las tarifas. El impacto en la empresa se debió a que buena parte de sus dispositivos se fabrican en China y Vietnam, países directamente alcanzados por los nuevos impuestos. El comunicado oficial mencionó que este retraso busca asegurar disponibilidad estable y precios competitivos.
Samsung, en cambio, quedó parcialmente blindada frente a los efectos negativos de los aranceles. Aunque también depende de fábricas asiáticas, la compañía coreana ensambló la mayoría de sus televisores para el mercado estadounidense en México. Esta estrategia la protegió del arancel específico del 25% que Trump había impuesto brevemente a importaciones mexicanas y canadienses. Dicho impuesto fue eliminado días después, pero generó pérdidas temporales para quienes ya habían despachado productos durante su vigencia.
Otra área sensible fue la tecnología climática. Empresas del sector expresaron preocupación por los mayores costos en productos como paneles solares, turbinas eólicas, estaciones de carga y baterías de litio. Expertos del Massachusetts Institute of Technology advirtieron que estos aranceles podrían frenar inversiones y aumentar los precios de tecnologías limpias en un momento clave para su adopción.
El impacto alcanzó incluso a componentes críticos como los semiconductores. Aunque Trump excluyó momentáneamente a estos productos de las tarifas más altas, persisten dudas sobre si los chips fabricados en Taiwán seguirán sujetos a la tarifa general del 10%. Empresas como Nvidia dependen directamente de fabricantes como TSMC, con sede en la isla, para sus unidades de procesamiento gráfico destinadas a inteligencia artificial.
Escenarios de incertidumbre en múltiples áreas
Francia respondió proponiendo una regulación europea sobre el uso de datos «en ciertas actividades» (sin especificar) a las grandes empresas tecnológicas, argumentando que los aranceles eran una forma de presión indirecta sobre las compañías tecnológicas europeas. La propuesta del gobierno francés buscó equilibrar las condiciones competitivas frente a lo que describieron como un enfoque proteccionista por parte de Washington. Bruselas también consideró medidas coordinadas de represalia comercial, especialmente en sectores digitales.
Consultores y académicos del área logística describieron el escenario como caótico. Algunos importadores pagaron miles de dólares en tarifas por cargamentos que cruzaron la frontera el día equivocado, debido a los cambios repentinos en la aplicación de las medidas. Ejecutivos de empresas como Flexport, especializada en soluciones de transporte global, señalaron que el desorden superó incluso lo que en el pasado generó beneficios a su industria.
La incertidumbre provocó revisiones en las proyecciones económicas. Goldman Sachs elevó al 35% la probabilidad de recesión en Estados Unidos durante los próximos 12 meses. Analistas coinciden en que la subida de precios derivada de los aranceles podría presionar al alza la inflación y erosionar el poder adquisitivo de los consumidores.
Desde el punto de vista académico, algunas voces propusieron que las medidas podrían ser aprovechadas si se integran en una estrategia industrial de largo plazo. Esto incluiría desarrollar infraestructura para la fabricación avanzada, fomentar alianzas internacionales estables y establecer programas de capacitación para industrias parcialmente automatizadas. Sin embargo, estas propuestas requieren continuidad en la política comercial y no respuestas improvisadas.