Pedro Tralkan, dibujante de El Gran Guarén apenas ha salido del stand de Accion Cómics en tres días. Su editorial, AcciónCómics, contrató el stand número 21, y desde que se abrieran las puertas del Preview Day, el pasado viernes 26 de Mayo, no ha parado de firmar y dibujar ratas en las tapas de su nueva entrega de la saga, “El Rey Rata”, recién llegada de la imprenta el mismo viernes en la tarde.
El Artist Alley (lo que era el antiguo corazón de las convenciones de antaño donde dibujantes de cómics, colectivos y micro-editoriales se juntaban para mostrar sus trabajos) está este año ubicado justamente en la entrada del Expocenter de Espacio Riesco y por suerte para Pedro, recibe a toda la masa de fanáticos.
Tralkan no es un dibujante de cómics especialmente conocido o famoso, al ser el Artist Alley la primera cosa que los asistentes ven de la Comic Con Chile 2017, esto genera una reacción positiva en todos lados. El resultado es nuevo público que se lleva su cómic y a diferencia de otros años, su editor ve que el domingo es seguro que pueda sacar (eso sí, dicho con la boca pequeña, claro) cuentas alegres en sus ya cuerpos cansados.
Y mientras Pedro y Claudio, su editor y guionista, siguen atrayendo a público, yendo a buscar más libros al auto y cada cierto rato respirar, tomar un poco de agua y ven que se vuelve a acercar gente al stand.
Comic Con Chile y la pérdida a la vergüenza
La Comic Con es un evento de fanáticos y como tal, son ellos el motor de lo que sucede. Gente tímida o extrovertida, gente que le gusta sólo el cómic, o sólo los videojuegos, o sólo el animé. O gente que le gusta de todo, que se reúne para ver, dejarse ver, comprar algunas cosas, descubrir otras, pero sobre todo para sentirse su personaje favorito por un fin de semana. Es la democratización absoluta del individuo colectivo, convocado por gustos y no por filiaciones políticas, sociales, entre otras.
Todos están aquí por lo que les gusta y eso les hace sentirse identificados, emocionados y hasta reivindicados. Cada año son más niños que se disfrazan de su superhéroe favorito, y son más los adultos los que se entregan a este tipo de entretención. El ‘troll’, a no ser que sea un cosplay de El Señor de los Anillos, queda afuera.
Por esto, una convención de fanáticos dejó de ser el refugio de los niños tímidos, dejó de ser el santuario del ‘nerd’. Eso ya no existe. El nerd tímido no existe, al menos como el conjunto que poseía de forma exclusiva la cultura de las películas, de los cómics, videojuegos o del animé. El nerd absolutista está encerrado en su casa. En estos eventos no hay miedo a hacer el ridículo o la vergüenza de la opinión ajena.
Comic Con Chile es una convención de fanáticos, pero también, da la sensación de estar hecha por los fanáticos. El positivo ambiente, las fotos con cosplayers, los paneles, no pueden serlo todo. Los asistentes la pueden sentir como un gran momento del año: los stands están ahí, la producción es bastante eficiente, las mesas redondas atraen, está todo funcionando y, exceptuando algunos vicios repetidos que en otros años fueron más sonados -, la enorme máquina que es esta convención se mueve con visible fluidez, pero año tras año adolece de esa chispa que hace que despegue, como evento de mérito a nivel regional.
Parte de esa chispa es tener de forma valiente una variedad amplia en la oferta de ganchos para atraer al público. En este año, Laurie Holder (‘The Walking Dead’), la cosplayer Amie Lynn, los dibujantes de cómics Bart Sears, Carlos Valenzuela, Darío Brizuela y Pablo Hidalgo (LucasFilms) eran la carta de visitas, siendo Millie Bobby Brown (‘Stranger Things‘) la más potente. Por un lado, los artistas estaban en sus stands, un poco a su propia suerte (Bart Sears no trajo casi nada a la venta, sin cenefa con su nombre ni nada llamativo lo que hacía que pasara desapercibido y sin traductor el primer día), mientras que por el otro, la producción lidiaba con una situación personal con su estrella principal, Millie, suspendiendo actividades por el primer día.
Ese riesgo de tener un limitado catálogo de invitados y mucha diferenciación en el acompañamiento de la producción hacia éstos, produce un efecto de orfandad que arriesga a que el evento no brille como debiera. Y no es una quimera. Lollapalloza ya ha demostrado en todas sus ediciones que se puede hacer un evento de marca, en Chile, supervisado por sus creadores, y con un cartel de renombre variado, y probado.
Todo lo demás funciona, y bastante bien, así que Pedro está ya por terminar su última firma ajeno a todas las situaciones que han dado forma y mérito a Comic Con Chile. Fue un buen fin de semana para el stand 21 de AcciónComics.
A la salida un par de asistentes al evento, de unos 18 años se celebran mutuamente con un: “ha sido un fin de semana productivo. Lo pasamos bien”.
Este artículo fue realizado por Cristian Docolomansky para OhMyGeek!