Recientemente se supo del accidente del cantautor español Enrique Iglesias, quien en pleno concierto decidió tomar un drone y terminó provocándole cortes en una mano. A raíz de dicho suceso, distintos especialistas en estos vehículos aéreos no tripulados, decidieron hacer un llamado de alerta.
Los drones no son un juguete, ni tampoco un aparato inofensivo, como así debió pensarlo Enrique Iglesias. El profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, Antonio Barrientos, habló con un medio español para explicar los distintos puntos que demuestran el cuidado y respeto que hay que tener con este tipo de vehículos.
El accidente de Enrique Iglesias
Primero, los drones poseen hélices afiladas, normalmente hechas de fibra de carbono o plástico. Están giran a gran velocidad y es fácil cortarse con ellas al tocarlas. Meter los dedos en las hélices de un drone es casi tan inconsecuente como hacerlo al meterlo en una licuadora.
Por otra parte, otro riesgo en estos aparatos, es la pérdida de control en la conducción de estos. Por ejemplo por distancia, falta de batería u otro factor que logre perder el mando. Esto finalmente se puede reflejar en que el vehículo caiga en cualquier parte, lastimado a las personas o animales. Cuestión que ya ha sucedido, por ejemplo el año pasado en el Endure Batavia Triathlon de Australia, cuando a un competidor le cayó encima una de estas máquinas.