El comportamiento de mostrar mayor atención a un celular, computador o cualquier otro dispositivo con conexión a Internet ha recibido el nombre de Phubbing, un neologismo que nace de la fusión de los conceptos «Phone» (fono) y «snubbing» (desairar). Sin duda, un hábito que se ha expandido por todo el mundo donde la tecnología ha penetrado, especialmente con la irrupción de smartphones y la masificación de la conectividad móvil.
El suceso que no ha pasado desapercibido, ya tiene detractores y en Estados Unidos, Europa y Australia, han creado movimientos e iniciativas anti-phubbing, que buscan detener esta costumbre y promover relaciones más directas y cercanas.
Los detractores del phubbing argumentan que este fenómeno tiene una alta penetración en los jóvenes, especialmente en Estados Unidos, donde según estudios aseguran que el 87% de los menores de 16 años prefiere conversar con otras personas a través de mensajes de textos que de forma presencial.
Los grupos anti-phubbing también alegan la falta de cortesía o modales que significa este comportamiento. Incluso han argumentado el daño al medio ambiente que produce el no despegarse del teléfono repercute en un aumento de la huella de carbono.
Los países con mayor cantidad de personas en condición de phubbing son los Estados Unidos, particularmente las ciudades de Los Ángeles y New York, teniendo a Londres y Hong-Kong como otros lugares fuera de Norteamérica.
El phubbing ha despertado el interés de muchos científicos del área de las comunicaciones, por lo que es probable que en los próximos años veamos distintas afirmaciones en torno a esta costumbre.