Según datos de Cloudflare, casi un tercio del tráfico mundial en Internet proviene de bots. Es decir, programas automatizados. Y no, no nos referimos a la gente que anónimamente hostiga a otras en redes sociales o foros. Eso son solamente trolls o haters. Básicamente, gente sin vida, ni decencia que abusa del anonimato del teclado y la pantalla.
La cifra entregada por Cloudflare confirma que la presencia de estas herramientas automatizadas ya no es un fenómeno marginal, sino un componente central de la actividad digital global. Muchos de ellos operan en segundo plano: rastrean páginas, indexan información o recopilan datos para entrenar modelos de inteligencia artificial. Otros, en cambio, son visibles y generan la sensación de que las interacciones en línea cada vez resultan menos auténticas.
La llamada «teoría del Internet muerto», surgida en foros en 2021, encaja con esta percepción. Plantea que gran parte del contenido que circula en la red ya no proviene de personas, sino de programas que producen publicaciones, comentarios o respuestas diseñadas para imitar el comportamiento humano. Aunque se originó como una visión conspirativa, el crecimiento acelerado de bots —en parte gracias a la inteligencia artificial generativa— hace que el planteamiento tenga hoy más eco que nunca.

Bots y la autenticidad digital
El propio Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, ha reconocido que plataformas como Twitter o Reddit se sienten más «falsas» que hace unos años. En comunidades en línea donde se discuten herramientas de inteligencia artificial, muchos mensajes suenan fabricados o repetitivos, lo que alimenta la sospecha de que buena parte de la conversación proviene de agentes automatizados.
Cloudflare detalla que los bots no son todos iguales. Están los considerados «buenos», como Googlebot, que rastrea sitios para los buscadores, o los que verifican la salud de servicios Web. También están los «malos», que lanzan intentos de acceso indebido, distribuyen spam o extraen contenidos sin permiso. A ellos se suma un grupo en auge: los rastreadores de inteligencia artificial, que recopilan datos masivos para entrenar modelos. GPTBot, de OpenAI, y Meta-ExternalAgent son hoy algunos de los más activos.
Un ecosistema en transformación
El tráfico generado por bots no solo crece, sino que en algunos momentos llega a superar al de los propios usuarios humanos en ciertas regiones. Entre mayo de 2024 y mayo de 2025, Cloudflare registró un aumento del 18% en la actividad de rastreadores, con incrementos notables como el de GPTBot, que multiplicó sus solicitudes en un 305%. Googlebot, por su parte, casi duplicó su presencia en ese mismo periodo.
La expansión de estos agentes plantea tensiones. Algunos creadores intentan bloquearlos mediante archivos robots.txt o reglas específicas, mientras que otros los permiten al considerar que su visibilidad en sistemas de IA es beneficiosa. Lo cierto es que, a medida que los bots se multiplican, la frontera entre tráfico humano y automatizado se vuelve cada vez más difusa, reforzando la sensación de que la teoría del Internet muerto no resulta tan descabellada.