Cecilia Giménez Zueco, vecina de Borja, en Zaragoza, murió a los 94 años, según confirmaron las autoridades locales. La mujer alcanzó notoriedad mundial en 2012 tras intentar restaurar el fresco «Ecce Homo», del pintor Elías García Martínez, en el Santuario de la Misericordia. Su intervención, que deformó el rostro de Cristo y fue comparada con el de un mono, generó una avalancha de críticas y burlas en redes sociales, pero también transformó la pequeña localidad aragonesa en un punto de atracción internacional.
El intento de Giménez, aficionada al arte y feligresa del templo, pretendía recuperar la pintura deteriorada por la humedad. Sin embargo, el resultado alteró de forma irreversible la imagen original y provocó una reacción viral que la convirtió en protagonista involuntaria de titulares y parodias. En los meses siguientes, miles de personas viajaron a Borja para ver la obra, rebautizada popularmente como «Ecce Mono».
Del rechazo inicial al fenómeno cultural del Ecce Homo
La exposición mediática afectó la salud de Giménez, que llegó a permanecer en cama por ansiedad, según medios locales. Con el tiempo, la atención internacional derivó en un inesperado beneficio para el municipio. El Santuario comenzó a cobrar entrada para visitar el fresco y, en un año, el número de visitantes superó los 50.000. Los ingresos contribuyeron a financiar proyectos sociales, incluidos los cuidados para personas mayores de Borja.
La autora defendió públicamente que actuó con permiso del párroco y sin ánimo de lucro. Años después organizó una muestra con 28 de sus propias pinturas, cuyos beneficios destinó a obras benéficas. En 2023, la historia inspiró una ópera titulada Behold the Man, estrenada en Las Vegas, a la que no pudo asistir por motivos de salud y en la que estuvo representada por su sobrina.
El alcalde de Borja, Eduardo Arilla, destacó su papel en la transformación económica y cultural de la localidad y anunció que el centro dedicado al fresco llevará su nombre. La parroquia la describió como una mujer «fuerte y generosa», reconocida por la repercusión mundial de un episodio que cambió para siempre la identidad del pueblo.




