SpaceX llevó a cabo el quinto vuelo de prueba de su nave «Starship» desde la base de lanzamiento en Boca Chica, Texas. Este lanzamiento tuvo un sabor especial a diferencia a otros, porque la compañía alcanzó un hito crucial en su esfuerzo por hacer completamente reutilizable el sistema de transporte espacial. A las 8:25 h (hora local), la nave despegó impulsada por el cohete «Super Heavy», que posteriormente fue recuperado por brazos mecánicos en la torre de lanzamiento, conocidos como «Mechazilla».
La maniobra de recuperación fue exitosa aproximadamente siete minutos después del despegue, cuando Super Heavy regresó a su punto de origen y fue capturado con precisión por la torre. Esta es la primera vez que SpaceX logra recuperar este tipo de cohete mediante esta técnica, una hazaña que había sido anticipada por la compañía para mejorar la reutilización de componentes espaciales, reduciendo los costos y los tiempos entre lanzamientos.
La reutilización de Starship y Super Heavy
A lo largo del vuelo, Starship continuó su trayecto sin el propulsor Super Heavy, volando durante casi una hora antes de realizar un aterrizaje controlado en el Océano Índico. Este aterrizaje estaba programado como parte del test, y aunque el módulo no fue recuperado, SpaceX considera este vuelo un éxito significativo.
El sistema Starship se ha convertido en el foco de los esfuerzos de SpaceX para el desarrollo de un vehículo espacial capaz de realizar misiones interplanetarias. La nave de dos etapas, formada por el cohete Super Heavy y la nave Starship propiamente dicha, ha sido diseñada para ser completamente reutilizable.
Este nuevo vuelo de pruebas incluyó mejoras en el sistema de protección térmica de la nave, necesario para resistir las altas temperaturas que se generan durante la reentrada atmosférica. La anterior prueba, realizada en junio de 2024, mostró daños en el escudo térmico, lo que motivó a la empresa a hacer cambios en el diseño, añadiendo nuevas baldosas y capas protectoras.