China ha implementado nuevas directrices que prohíben el uso de procesadores de las empresas estadounidenses Intel y AMD en computadores del gobierno y servidores. Este cambio forma parte de un nuevo esfuerzo para eliminar la tecnología extranjera en favor de soluciones domésticas, en el marco de la prolongada guerra tecnológica entre China y Estados Unidos. Según reportes del Financial Times, estas reglas también incluyen productos como el sistema operativo Windows y los servicios de bases de datos de compañías extranjeras, impulsando el uso de reemplazos nacionales que sean ‘seguros y confiables’.
Definitivamente, ambos fabricantes de hardware, se encuentran entre las más afectadas por estas medidas. Intel, que obtuvo el 27% de sus ventas por 54 mil millones de dólares desde China el año pasado, y AMD, con el 15% de sus ingresos por 23 mil millones de dólares (provenientes del mismo país), podrían ver un impacto significativo en sus negocios. Aunque no está claro cuántos de estos chips se utilizan específicamente en el sector gubernamental, la lista de reemplazos aprobados incluye 18 procesadores de fabricantes domésticos, como Huawei y la empresa respaldada por el estado, Phytium, ambas prohibidas en Estados Unidos.
Los computadores del gobierno son la punta del iceberg
Este movimiento se suma a la prohibición del año pasado sobre el uso de chips de Micron en infraestructuras críticas. Al mismo tiempo, Estados Unidos ha prohibido una amplia gama de empresas chinas en sectores que van desde la fabricación de chips hasta empresas aeroespaciales, y ha bloqueado a compañías estadounidenses como Nvidia de vender chips de IA —y otros— a la superpotencia asiática.
Las naciones que han dominado la fabricación de procesadores de vanguardia, incluyendo Estados Unidos, Japón, y los Países Bajos, recientemente acordaron endurecer los controles de exportación sobre las máquinas de litografía de ASL, Nikon y Tokyo Electron. Sin embargo, empresas chinas como Baidu, Huawei, Xiaomi, y Oppo ya han comenzado a diseñar sus propios semiconductores, preparándose para un futuro en el cual podrían no poder importar chips de Estados Unidos y otros países.