Kaspersky presentó recientemente un informe sobre la inserción laboral de las mujeres en tecnología, con un particular énfasis en la evolución del género en este gremio. Dando a entender que más de la mitad de las mujeres chilenas que trabajan en tecnología, cree que los efectos de la pandemia por Coronavirus han retrasado su evolución profesional.
Recordemos que durante el último año se había pronosticado que la vida en confinamiento traería un cambio positivo para la industria en la lucha por la igualdad de género. Al igualar las condiciones desde una perspectiva social y de planificación familiar, se eliminarían los estereotipos tradicionales sobre la disponibilidad y la longevidad en lo que respecta a la carrera de las mujeres.
El impacto de COVID-19 significaba que las empresas se veían aceleradas, o incluso forzadas, hacia esta nueva norma de la noche a la mañana y, hasta cierto punto, esta predicción ha producido pasos positivos en cuanto a la mentalidad general de la industria.
Lamentablemente no terminó siendo así. El informe destaca que el trabajo a distancia para las mujeres en tecnología, no corresponde con el progreso social en esta dinámica de ‘trabajar desde casa’.
En Chile, el 52% de estas mujeres ha luchado desde marzo de 2020 por combinar la vida laboral con la familiar, una proporción que es más prominente en Norteamérica que en cualquier otra región del mundo, aunque se trata de una tendencia mundial constante.
Si se profundiza más, las razones de este desequilibrio se vuelven más claras. En nuestro país, cuando se les preguntó a las mujeres encuestadas sobre las funciones cotidianas que están restando valor a la productividad o el avance en sus carreras, el 56% dijo que había hecho la mayor parte del trabajo doméstico en el hogar en comparación con el 40% de los hombres. El 65% había estado a cargo de la escuela en casa frente al 49% de los hombres, y el 52% de las mujeres ha tenido que adaptar más su horario de trabajo que el de su pareja masculina para cuidar de la familia.
Como resultado, el 62% de las mujeres cree que los efectos de la pandemia en realidad han retrasado, en lugar de mejorar, su evolución profesional general.
Si bien estos ejemplos de disparidad social no son exclusivos de la industria tecnológica, sí apuntan hacia una barrera que impide a las chilenas aprovechar el cambio al trabajo a distancia que tuvo lugar el año pasado.
Hasta el 42% de las mujeres en tecnología (comparado con el 36% de los hombres) cree que un entorno laboral igualitario sería lo mejor para su progreso profesional, y el 36% piensa que el trabajo a distancia es una forma óptima de lograr esa igualdad.