La semana pasada, el recién casado Mark Zuckerberg vivió seguramente una de las las fechas más emocionantes de su vida. Además de contraer matrimonio con su novia de años, estuvo al frente de la tan –¿esperada?– salida a la bolsa de su pequeño emprendimiento, Facebook.
¿Y por qué pregunto “esperada”? Básicamente porque fuera de todo el glamour y expectación que generó la entrada de una nueva empresa tecnológica, o más bien, que una nueva empresa de Internet saliera a la pelea de gallos bursátiles, solo se quedó –en gran parte– como eso: un hype mediático.
La salida a la bolsa de Facebook, tuvo sus momentos de gloria, pero a los analistas les dió con tirarla para abajo y claramente no le brindaron una recepción de las mejores, terminando finalmente en un discreto cierre de operaciones (aquél día).Hechos: Facebook, siendo una empresa de Internet, se convirtió en la mayor operación bursátil de una firma tecnológica en Estados Unidos, ganándole a la salida de Google en 2004. Por otra parte, la compañía logró el récord de transacciones en el Nasdaq. Independiente a que la salida de la red social (viernes) haya colapsado el Nasdaq por la cantidad de órdenes de compra-venta, es una realidad que la empresa no salió con la mejor presentación comercial para los viejos inversionistas. ¿Una empresa que se valorizó inicialmente más de 100 veces los ingresos del primer trimestre ($1.060 millones USD)? Los inversionistas ahora son más prudentes a la locura que uno cree de compra y venta y Facebook salió muy caro para el ojo de varios.
Pero: ¿en qué podría afectar a nosotros los usuarios? Es muy probable que ante la urgencia de ser una empresa cotizada en la bolsa, veamos mayores cambios en la actividad publicitaria y quien sabe, el uso de nuestra misma información para ofrecer y discriminar el contenido pagado, o por facturar, con los anunciantes. El hecho que esté en la bolsa, en una montaña rusa de ganancias y pérdidas, sólo refleja que los inversionistas buscan una mayor estabilidad a largo plazo como negocio y que la compañía demuestre que es capaz de mantener el crecimiento que tuvo entre 2010 y 2011 (casi un 50%).
Expongo lo anterior en virtud de la frase o parche antes de la herida que Zuckerberg anunció: “salir a bolsa es un hito en nuestra historia, pero nuestra misión no es ser una empresa cotizada, nuestra misión es hacer el mundo más abierto y conectado”.
A raíz de la misma “actividad publicitaria”, es conocido el caso de General Motors, quienes hace unos días aseveró que dejará de anunciar en la red social, debido a que tiene un bajo impacto en los consumidores. De seguro, consecuencias que la compañía del adinerado Mark querrá revertir, para no develar que existe una falencia publicitaria para los avisadores. Y me refiero no sólo en la interfaz de usuario, más bien, a cómo interactúan sus más de 900 millones de usuarios. El poder de la información “valorizada”; una vez más.