Las japonesas Honda y Nissan iniciaron conversaciones preliminares para una posible fusión que podría reconfigurar la industria automotriz global. Según múltiples fuentes, ambos fabricantes están explorando la creación de una nueva empresa matriz que consolidaría sus operaciones, incluyendo la posibilidad de integrar también a Mitsubishi Motors en una etapa futura.
Esta idea nace en un contexto de varios desafíos para ambos gigantes, donde buscan reforzar su competitividad frente a rivales como Toyota, Tesla y principalmente contra los fabricantes chinos de vehículos eléctricos, con un BYD acechando a ambos.
Objetivos de la colaboración entre Honda y Nissan
Ambas empresas ya habían anunciado colaboraciones en marzo de este año, enfocadas en el desarrollo conjunto de software, baterías y otros componentes para vehículos eléctricos. Sin embargo, el avance hacia una fusión total implicaría una mayor integración, permitiendo compartir recursos y tecnología en un mercado que exige innovación constante.
El principal propósito sería superar los problemas económicos y tecnológicas que ambas compañías tienen. Nissan ha lidiado con una caída del 90% en sus ingresos operativos entre marzo y septiembre de este año, mientras que Honda, aunque significativamente más grande, tiene contrariedades en su transición hacia la electrificación completa.
Además, ambas marcas han perdido terreno en China, el mayor mercado automovilístico del mundo, donde las marcas locales han ganado popularidad gracias a precios competitivos e incentivos gubernamentales.
Una fusión permitiría a Honda y Nissan consolidar sus capacidades frente al avance de los fabricantes de vehículos eléctricos, particularmente en mercados como América del Norte y Europa, donde se espera una creciente demanda de híbridos y eléctricos en los próximos años. Honda, por ejemplo, planea duplicar sus ventas anuales de híbridos para 2030, a pesar de mantener su objetivo de neutralidad de carbono para 2050.
La potencial unión también podría responder a un cambio en el panorama regulatorio global. En Estados Unidos, se anticipa que las políticas de apoyo a la electrificación puedan cambiar bajo la próxima administración gubernamental, lo que podría influir en las estrategias de inversión y producción de las compañías involucradas.