En una complicada situación que involucró a múltiples ciudades donde la compañía tiene operaciones, Google despidió a 28 empleados que protestaron contra el contrato de nube con el gobierno israelí, conocido como «Project Nimbus», valorado en 1,2 mil millones de dólares y que también incluye a Amazon.
Los despidos siguieron a la detención de nueve empleados en Nueva York y California, con protestas en ambas costas que duraron 10 horas. Los empleados despedidos incluyen a algunos que no participaron directamente en las protestas, lo que ha sido denunciado como una represalia masiva por parte de la empresa.
Chris Rackow, jefe de seguridad global de Google, reiteró en un memorando que la empresa no tolerará violaciones de sus políticas y está dispuesta a tomar más acciones si es necesario. Describió las protestas como disruptivas y contrarias a las normativas internas de la empresa sobre conducta y acoso.
Reacción de los empleados al trato con Israel
El grupo «No Tech for Apartheid», intensamente crítico con la postura de Google, ha calificado los despidos como una represalia flagrante y acusa a la empresa de priorizar sus contratos sobre el bienestar de sus empleados. Critican la participación de Google en lo que describen como actos de genocidio del gobierno israelí, señalando que la tecnología proporcionada se ha utilizado en acciones militares contra palestinos. Denuncian que, pese a las protestas pacíficas, Google ha respondido con despidos masivos y ha evitado abordar sus preocupaciones directamente.
Los trabajadores despedidos y otros miembros del grupo acusan a Sundar Pichai y Thomas Kurian de lucrarse con el genocidio, cuestionando cómo pueden ignorar las consecuencias de sus acciones, que según ellos han contribuido a la muerte o lesión de más de 100.000 palestinos en los últimos seis meses. Subrayan que estas acciones desmienten la cultura abierta que Google pretende fomentar y advierten que seguirán organizándose contra el contrato con Israel.