La Unión Europea ha logrado un acuerdo significativo y provisional respecto a una nueva Ley sobre inteligencia artificial, marcando un hito en la regulación de esta tecnología. Tras intensas negociaciones, los legisladores de la UE han establecido un marco legal para el uso y desarrollo de la inteligencia artificial, buscando proteger los derechos fundamentales y fomentar la innovación.
Ley sobre inteligencia artificial: medidas y alcance
El acuerdo alcanzado establece regulaciones detalladas para sistemas de inteligencia artificial considerados de alto riesgo, incluyendo una evaluación obligatoria de impacto en los derechos fundamentales. Se han identificado varios usos de la IA que serán prohibidos, tales como la categorización biométrica basada en características sensibles y el reconocimiento de emociones en el ámbito laboral y educativo. Además, se establecen restricciones en la vigilancia biométrica masiva, aunque con algunas excepciones para la identificación biométrica por parte de las autoridades en casos específicos de delitos graves.
En cuanto a los sistemas de inteligencia artificial de propósito general, se han acordado requisitos de transparencia, incluyendo la documentación técnica y resúmenes detallados sobre los datos utilizados para el entrenamiento. Para modelos de IA de alto impacto, se requieren evaluaciones más rigurosas, pruebas de adversidad y reportes sobre incidentes graves.
Para apoyar la innovación y a las pequeñas y medianas empresas, el acuerdo promueve los denominados ‘arenas regulatorias’ y pruebas en entornos reales, facilitando el desarrollo y entrenamiento de soluciones de IA antes de su introducción en el mercado.
Sanciones y entrada en vigor
Las sanciones por incumplimiento de estas normativas varían, pudiendo llegar hasta los 35 millones de euros o el 7% del volumen de negocios global, dependiendo de la infracción y el tamaño de la empresa. Se establecen plazos para la entrada en vigor de las distintas disposiciones, con un periodo de adaptación que se extiende hasta 2026.
Este acuerdo histórico no sólo afectará a la Unión Europea, sino que también podría servir como modelo para la regulación de la inteligencia artificial a nivel global, ofreciendo un contrapunto a enfoques más permisivos como los de Estados Unidos y China. Con este paso, la UE se posiciona como líder en la definición de estándares para el desarrollo responsable y ético de la inteligencia artificial.