Estas son noticias donde uno podría comenzar con un «acompáñame a ver esta triste historia», pero (en serio) no queremos reírnos de la desgracia ajena. Solo exponerla para que sirva de ejemplo.
¿Qué pasó? En marzo pasado, Jerome Kunkel de 18 años, demandó -junto a su familia- al Departamento de Salud de la ciudad de Kentucky, en Estados Unidos. ¿La razón? Esta entidad realizó una prohibición de asistir a las escuelas sin vacunarse contra la Varicela.
Él, junto a sus padres, son abiertamente antivacunas, y por lo mismo están ajenos al cuidado propuesto por las organizaciones de salud pública. Independiente a que en su escuela, para esa fecha, ya se registraban 32 casos de estudiantes infectados.
Desde el pasado febrero que el Departamento de Salud trabajaba con su casa de estudios para contener la enfermedad y uno de los métodos era no permitir el acceso si es que no estabas vacunado. Suena razonable, ¿no?
Claramente la decisión no la tomó bien Jerome. Su familia es extremadamente religiosa y se oponen a las vacunas por cuestiones morales. Donde afirman que algunas de estas derivan de células de fetos abortados legalmente y por ende son inmorales y pecaminosas.
No me vacuné y ahora me dio Varicela
Ahora, después de casi tres meses, Jerome Kunkel contrajo la enfermedad. Incluso después de que su padre se quejase públicamente a través de importantes medios estadounidenses diciendo que su hijo era penalizado por ser «un chico sano».
El abogado de la familia, Christopher Wiest, confirmó a los medios locales que Jerome se contagió de la Varicela, pero que la familia no se arrepiente de sus dichos y desiciones.
En definitiva, la única buena noticia en todo esto es que el chico no infectó a otros y ahora -una vez que sanen sus costras- podrá comprobar que ya tuvo la enfermedad y regresar a clases.