En su momento fue una de las noticias más bulladas en la industria de los videojuegos: John Carmack, co-fundador de ID Software y padre de sagas como Wolfenstein 3D, Doom y Quake había renunciado a la empresa que ayudo a crear para convertirse en el nuevo CTO (Chief technical officer o Director de Tecnología) dentro del equipo de Oculus Rift, el casco de realidad virtual nacido en Kickstarter y que ha venido maravillando tanto a prensa, desarrolladores e inversionistas, asegurando sobre 75 millones de dólares para potenciar la investigación y desarrollo que acerque aún más el modelo final para venta masiva.
Una de las principales dudas que quedó en el aire era que fue lo que motivó en concreto a John Carmack a dar este salto a ciegas, pregunta que tuvo respuesta hace pocos días cuando se supo que lo que serían sus últimos días en ID Software, el trató de acercarse a los dueños de ID, ZeniMax, para buscar apoyo hacia este equipo y lo que el veía como el futuro de la industria. Sin embargo este acuerdo, que habría significado versiones nativas para títulos como Doom 4 o Wolfenstein: The New Order se topó con una muralla burocrática que finalmente decantó en una negativa.
Con ese resultado en mano, y dado que John Carmack no quizo quedarse afuera de lo que el ve como la nueva gran revolución fue que decidió no renovar su contrato con Id Software en vista de su negativa en apoyar juegos de realidad virtual, una salida que el declara «agridulce» por la forma en que se desarrollo.
Con la llegada de Carmack, tanto el equipo como el hardware mismo de Oculus Rift ganó enormemente en reputación y credibilidad ante la industria, siendo probablemente esa buena parte de la razón por la que han tenido mucha más facilidad en obtener nuevos recursos, los que han usado en el nuevo prototipo de los lentes, los cuales ahora integran lentes en HD, reducción al motion blur y una cámara externa que permite un tracking a la cabeza y permite movimientos en el espacio.