La 1911 se transformó en la primera pistola en ser creada a través de una impresora 3D. Su creación fue desarrollada por la empresa Solid Concepts que ya había fabricado una copia, pero en plástico. El siguiente paso era recrear una nueva arma, ahora de metal.
Esta nueva versión -conceptual- del arma metálica, fue capaz de disparar 50 balas a un objetivo que se encontraba a 27 metros de distancia.
Se construyó a través de un proceso denominado selective laser sintering (SLS),que fusiona las partículas metálicas logrando la forma que el usuario desea.
La empresa declaró que la pistola fue construida con materiales industriales, por lo que ningún usuario partícula podría ser capaz de fabricarla. También Solid Concepts insistió que la producción de la pistola se hizo para demostrar que la tecnología SLS era capaz de desarrollar productos complejos.