Los diferentes aportes del agua dulce de los glaciares y arroyos hasta el Ártico y los océanos meridionales parecen ser responsables de que la mayoría de las comunidades microbianas que crecen cerca de la superficie en los polos compartan características entre sí. Así lo indica un estudio llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores apoyados por la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) de Estados Unidos.
En un artículo publicado por la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) del país del norte, los investigadores informaron que sólo el 25% de los grupos taxonómicos identificados que se encuentran en la superficie de estas aguas son comunes entre los dos océanos polares.
No obstante, las diferencias no fueron tan pronunciadas entre los microbios hallados en los océanos más profundos. De hecho, la concordancia fue de un 40%.
Diferencias entre las regiones polares
Hasta ahora se sabía que las regiones polares presentaban diferencias entre sí (por ejemplo, el Ártico es un océano rodeado de masas de tierra continentales, mientras que la Antártida es un continente rodeado por un océano), pero pero los nuevos hallazgos añaden un matiz biológico a esas comparaciones.
«No es sorprendente que los océanos del sur y del Ártico sean los vecinos más cercanos, el uno al otro, en comparación con las comunidades de los océanos de latitudes más bajas», dijo Alison Murray, del Instituto de Investigación del Desierto en Reno, Nevada.
Una de las diferencias más notables en las condiciones ambientales entre los dos océanos polares la introduce el agua dulce. En el Océano Austral, la mayor cantidad de agua dulce proviene de los glaciares y desemboca ahí. Por el contrario, el Océano Ártico recibe impulsos mucho más grandes de agua dulce de varios ríos grandes con enormes cuencas hidrográficas continentales, además de agua de deshielo glacial.
La investigación fue llevada a cabo durante el Año Polar Internacional 2007-2009 (API), una implementación científica mundial de involucró científicos de más de 60 naciones.