La temperatura media global probablemente aumentará entre 2 y 11,5 grados a finales de siglo. Así lo indica el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Estados Unidos.
Obviamente existe una manera muy sencilla de evitar esto: reducir las emisiones de carbono. No obstante, por una serie de razones económicas, culturales, políticas y sobre todo humanas, la aplicación de esta solución es difícil de alcanzar. Según los científicos, es muy probable que no seamos capaces de cambiar nuestras maneras de interactuar con el planeta hasta que sea demasiado tarde para que el cambio pueda hacer una diferencia que tenga un gran impacto.
Es por ello que muchos investigadores han trabajando en generar algunas ideas que puedan «hacer ganar algo de tiempo» mientras nos comprometemos realmente con el medio ambiente.
Algunas de sus propuestas parecen ciencia ficción, como es el caso de promover las plantaciones de plancton para absorber parte del exceso de dióxido de carbono que emitimos a la atmósfera. Otra es usar tuberías para estimular la mezcla del agua en los océanos del mundo, pues como las aguas de las profundidades marinas son ricas en nutrientes, podrían estimular el crecimiento de algas.
Además de las anteriores, también ha surgido posibilidad de enfriar la Tierra mediante la protección con espejos (ya sea que se utilice uso solo, enorme, o muchos minúsculos), que desvíen la luz del sol hacia el espacio.
Ante todas las opciones mencionadas, un grupo de científicos en Escocia presentó una nueva idea que involucra asteroides.
La idea de los investigadores es localizar un asteroide de tamaño adecuado y, a la vez, colocar un arnés en una posición cercana a la Tierra que provoque una explosión del mismo. Según los científicos, la explosión de la superficie del asteroide crearía una nube de polvo que – debido a la fuerza de gravedad – quedaría suspendida alrededor de la Tierra y actuaría como una “segunda capa de ozono”.
Los científicos estiman que la nube de polvo resultante sería lo suficientemente grande como para bloquear el 6,58% de la radiación solar que llega a la Tierra y, aunque no sería suficiente para detener el calentamiento global, pero por lo menos retardaría el proceso.
«Podemos ganar tiempo para encontrar una solución duradera en pos combatir el cambio climático de la Tierra, y aunque la nube de polvo no es una cura permanente, podría contrarrestar los efectos del cambio climático mientras se define una solución definitiva», aseguró el investigador Russell Bewick.
El candidato más probable sería el 1036 Ganímedes, que es asteroide más grande y cercano a la Tierra. Y aunque esto suena como ciencia ficción, el equipo de investigadores sugiere es teóricamente posible.
Según los científicos, los impedimentos abordan el gasto y la voluntad política, entre otros. No obstante, los científicos aseguran que su idea sería mucho menos cara que, por ejemplo, los espejos solares.