Mucha gente adoptó un explosivo enojo contra Twitter al conocerse la nueva política de la plataforma para potenciar el uso correcto y medido de lo que se publica en este sistema de micro-blogging.
Los acusan de censura y que ahora Twitter borrará los tweets siendo que este siempre lo ha hecho. Es una obviedad que se necesita un control de lo que está andando. Delitos, pedofilia, contrabando y otros son pan de cada día por las redes sociales. En China se venden órganos humanos por Internet, con eso les digo todo.
¿Se imaginan no controlar eso? Personalmente hace unos meses Twitter me borró un mensaje por ir en contra del DMCA (Ley del Copyright en USA), cosa que tampoco no me pareció nada malo porque estaba compartiendo algo que ni siquiera estaba oficialmente puesto en comercio. Así que error mío y no sufrí amenazas mayores, solo una advertencia que tuvieron que hacerlo por una solicitud y que si encontraba que estaba mal podía apelar dentro de los primeros 10 días enviando una carta certificada y otros trámites que realmente no tenía para qué hacer y por sobre todo discutir.
El punto, volviendo a la nueva política de uso en la plataforma, lo único que sucede ahora es que se añade el poder judicial para que cualquier país del mundo, con una orden legal, puedan bajar contenido o prohibirlo. Lo feo es que pareciera ser que todo lo hermoso que se habla de Twitter como una plataforma de expresión para grandes revoluciones sociales pareciera terminar.
No es tan así. Un país podrá restringir contenido según sus leyes locales, sin afectar al resto del mundo. Por ejemplo, se toma el eterno caso que en Alemania y Francia está prohibida la expresión a favor del nazismo, entonces ahora si Alemania se le ocurre censurar un perfil o tweets de «X» usuarios porque es Nazi, necesitará una aplicación legal e informar al usuario quedando esta orden aplicada en territorio alemán, pero no afectará que lo vean en Brasil, Argentina u otro país que no tiene dicha restricción.
Esto también podría ser la puerta para que Twitter retorne a países donde está completamente bloqueado, como China, Egipto y otros del oriente. Pero el hacktivismo o el periodismo social que valientes ejercen contra sus propios países seguiría existiendo. Solo que en su país nadie los leería (tan fácilmente).
Ahora, según lo dicho por esta herramienta social, no deberíamos poner el grito al cielo por la libertad de expresión. Twitter prometió ser transparente publicando detalladamente algún «incidente» con usuarios o escritos en específico, a través de Chilling Effects Clearinghouse, una organización digital que recolecta y analiza quejas legales acerca de cierta actividad en Internet. A diario se publican casos de solicitudes legales como esta: http://chillingeffects.org/dmca512c/notice.cgi?NoticeID=187403.
En conclusión, Twitter se está protegiendo. No puede ser blanco de una desactivación brutal tipo Megaupload por un par de escritos o un sin fin de protestas legales y activistas ejecutadas por agentes privados con poder, gubernamentales, religiones u otros. Además, hay que tener en cuenta que no es Twitter quien censura, son estos actores externos al servicio los que ordenan.