Cada día se toman nuevas medidas para combatir el Coronavirus y si bien el uso de mascarillas no es algo impuesto por la Organización Mundial de la Salud para asintomáticos, distintos países están evaluando su uso obligatorio en espacios públicos. Es el caso de Chile, por ejemplo, con el uso obligatorio en el transporte público y privado remunerado.
Se podría decir que las mascarillas pasaron a ser el nuevo oro en esta pandemia debido a su altísima demanda, cuestión que ha llevado a la improvisación a través de la fabricación en casa de este equipamiento de resguardo. Pero, ¿son realmente efectivas contra el Coronavirus (COVID-19)?
Alejandro Dinamarca, microbiólogo e investigador del Centro de Micro-Bioinnovación de la Universidad de Valparaíso, advierte que todo depende del material del que estén hechas, su diseño y del origen de fabricación.
«Existen dos tipos de mascarillas: aquellas destinadas a que se retengan las bacterias virus y hongos que exhalamos, es decir, que protejan a las personas que están a nuestro alrededor (por ejemplo, las mascarillas quirúrgicas); y luego están las mascarillas que filtran el aire que ingresamos a nuestro sistema respiratorio (por ejemplo, las N95), es decir, nos protegen filtrando el aire que estamos respirando».
(Alejandro Dinamarca)
Recordemos que el Coronavirus se transmite de una persona a otra por contacto directo y por la expulsión de gotas al estornudar o toser. Estas gotitas contienen partículas virales que al entrar en contacto con boca, nariz u ojos inician un nuevo ciclo de infección en una nueva persona.
Y son estas gotas y partículas virales que ingresan principalmente por nuestras manos que tocan superficies contaminadas por el virus. Por lo mismo es vital que la mascarilla pueda bloquear la entrada de estas gotas y -por supuesto- evitar que nos toquemos el rostro.
Diseño y materiales en las mascarillas fabricadas
El problema es que no todas las mascarillas cumplen con una función protectora. ¿La razón? Debido a que el material y el diseño son clave para una protección contra el virus y también un uso seguro, relata Dinamarca.
Este microbiólogo toma -por ejemplo- la naturaleza química y física de los materiales con que se fabrican las mascarillas. Estas ofrecen muchas superficies con distintas porosidades que atrapan material de diferente tamaño. Permitiendo que muchos virus queden absorbidos o atrapados.
En estos casos, a mayor porosidad también existe una dificultad para el aseo y la higiene de la misma. Es decir, las mascarillas fabricadas artesanalmente con materiales no adecuados puede concentrar microorganismos en su superficie.
Para que la mascarilla nos proteja efectivamente contra el Coronavirus, el material debe tener un tamaño de poro tal que no permita el paso de una partícula del virus, que generalmente mide menos de una micra. Es decir, estamos hablando de un tamaño equivalente a una millonésima de un metro.
Un estudio de la Universidad de Cambridge sobre la efectividad de materiales caseros contra partículas de 0.02 micra, reveló que una de las más seguras es la de celulosa o polipropileno que se utilizan en la confección de la mascarilla quirúrgica. Esta con una protección del 89%, tal como lo pueden ver en la gráfica a continuación:
Le siguen la bolsa de la aspiradora con un 86%, el paño de cocina con un 73%, la mezcla de algodón y poliéster (tela de una camiseta) con un 70% y la de tela de bufanda tendría solo un 49% de efectividad.
Además, Alejandro Dinamarca, recomienda que si vas a comprar una mascarilla, estas deben ser adquiridas siempre en el comercio establecido, incluyendo su marca y registro o instrucción que determine o explicite su uso.
Finalmente si debes usar el transporte público o estás en un lugar donde no se respeta debidamente el distanciamiento social, las mascarillas desechables compradas del tipo quirúrgica o similar le servirán para disminuir el riesgo, pero no lo eliminará del todo.
Y si te aventuras a tener tus propias mascarillas fabricadas, debes hacerlas en un lugar limpio y ser una «persona sana». Asumiendo que las mascarillas permitan su lavado frecuente sin afectar la capacidad de filtrar y quien las fabrique, debe hacerlo con guantes, mascarilla y usar etanol al 70% para limpiar tijeras y superficie de trabajo.