En el 2011 el fotógrafo británico David Slater vivió un momento épico: un mono (macaco) se tomó un autorretrato (a.k.a. selfie) con su cámara. La foto -desde entonces- dio vuelta al mundo por la particular situación, transformándose en un verdadero viral para la época.
Frente a este hecho, PETA («People for the Ethical Treatment of Animals») se fue en contra del británico, defendiendo los derechos del animal por esta selfie y las regalías que generaban el uso de su imagen.
La batalla legal por la selfie del mono
Originalmente los jueces en Estados Unidos, donde se llevó la demanda, dijeron que los derechos de autor o copyright no pueden ser aplicados a un primate. Frente a eso PETA dijo que el animal sí debería tener una protección, ya que ellos también debiesen contar con derechos fundamentales.
Por lo mismo se generó una apelación por parte de la organización activista que fue -también- desestimada, después de una pelea en tribunales por dos años.
Si bien, legalmente la fotografía tiene la autoría de Slater, él junto a PETA llegaron a un acuerdo. El fotógrafo donará una cuarta parte de los fondos que reciba por la venta de los autorretratos del mono a organizaciones que se dedican a la protección del hábitat de estos animales.
Esto fue informado a través de un comunicado por ambas partes, incluyendo por el lado de PETA, una manifestación de lucha por el bien de los animales frente a la explotación de los seres humanos.