Gracias al ofrecimiento de Fitbit, tuvimos la oportunidad de probar a una de sus más recientes pulseras de salud y ejercicios. Nos referimos a la Fitbit Charge 2, la cual fue anunciada en conjunto con la Fitbit Flex 2, ambas idóneas para el monitoreo de tus objetivos deportivos.
Si bien sólo pudimos probar la Fitbit Charge 2, creemos que lo hicimos bien. Esta es la continuación de la pulsera más popular de la compañía con nuevas herramientas y una experiencia mejorada a diferencia de su antecesora.
En 2016, esta pulsera se dejó ver en la pasada versión de IFA en Berlín y a las pocas semanas ya estaba disponible en el mercado Europeo, logrando una buena aceptación frente a la ola de relojes inteligentes que se aproximaban desde Asia.
¿Qué hay en la Fitbit Charge 2?
Esta pulsera destaca de entrada por el tamaño de su pantalla OLED. Sí es más grande, cuestión que se agradece, pero también nos falta un poco más de curvatura en la misma para seguir con la línea de la muñeca. Para brazos delgados, eso podría ser un contra estético. En ese caso, mejor echen un vistazo a la ‘Flex’.
Por otra parte, este dispositivo destaca por su tecnología de monitoreo cardiaco PurePulse. Esta funciona constantemente y se puede notar en la luz que constantemente trabaja por debajo de la pantalla. La idea es que al ser una medición continúa, se haga más fácil el optimizar el entrenamiento que lleves y el registro de la quema de calorías -u otros indicadores- sea más preciso.
La Fitbit Charge 2 es capaz de registrar distintos tipos de deportes. Por ejemplo, es capaz de registrar si estás corriendo o andando en bicicleta. Incluso si levantas pesas, todo registrado con datos en la App de Fitbit que tienes instalado en tu teléfono iOS o Android.
Para los que trotan al aire libre, dos cosas: primero, puedes vinculas la pulsera de actividad con tu GPS en tu Smartphone para proveerte estadísticas en tiempo real más precisas. De hecho es bastante bueno ya que registra la rutina en el mapa. Ahora, cuando la probamos al aire libre (como segundo) notamos algo terrible: bajo el sol directo es casi imposible leer cualquier cosa que muestre la pantalla. Muy poco contraste para ese tipo de situaciones.
Diseño para bien y para mal
Esto puede ser bueno o malo según los gustos de cada uno. En lo personal es agradable una pulsera, frente a un reloj gigante o con mucha parafernalia. Lamentablemente también juega en contra que no es estéticamente correcta para una situación formal. O sea, ir a un matrimonio o una cena importante, es mejor un reloj tradicional o un smartwatch distinto como lo que puede pasar al utilizar un Gear S3 o un Apple Watch.
Punto negro: no es resistente al agua. Bajo ningún motivo nades o te duches usando la Fitbit Charge 2. Sí puede recibir salpicaduras y aguantar el evidente sudor propio del ejercicio, pero ojo cuando estés haciendo alguna actividad que involucre sumergirla en agua. Deberás tener el mismo cuidado que con un smartphone.
En definitiva, Fitbit Charge 2 es una pulsera de ejercicios y no una opción de reloj inteligente como algunos insisten en tildarla. No se puede comparar con lo que hacen dispositivos como los relojes de Huawei, Samsung o Apple. Y esto no es sólo por un tema estético, recordemos también que no se le instalan Apps a través de sistemas operativos más evolucionados.
¿Te preguntabas por la batería? Sí, tiene un buen rendimiento. Nos duró -en promedio- 4 días usándolo. Claramente eso es más durabilidad que un smartwatch promedio y para cargar su batería, debes utilizar la pinza que se conecta por la parte posterior del dispositivo (vean la próxima fotografía). Tarda aproximadamente dos horas en volver a estar 100% operativo.
El precio de la pulsera es de $149 USD en Estados Unidos, pero en Chile tiene un precio de $139.990 CLP. Esta incluye la banda clásica de ejercicio en colores negro, azul, ciruela o verde azulado. Las bandas, por separado, cuestan $26.990 CLP y hay versiones de lujo en cuero que están a $59.990 CLP.