La alerta y/o preocupación por cómo nuestra sociedad se colma de dispositivos móviles es constante, pero no es del todo un tema de interés común. Por lo mismo, Mauricio Hidalgo, Director de Carreras del Área Informática IP/CFT Santo Tomás, pone en la mesa el hecho que nuestra generación estén cada día más interconectadas y con ello que existe un desconocimiento e incluso temor por saber lo que los niños realizan con un aparato móvil. Además, realza la inquietud por los riesgos que esto puede implicar para los mismos chicos.
Uno —como padre— debe dar a entender que el teléfono celular no le pertenece al niño, sino que es un préstamo del adulto hacia él y que será revisado cuando lo estimen conveniente. A raíz de lo mismo, Hidalgo, propone desglosar esta problemática e interrogante en cuatro puntos que todo adulto debiese considerar. Tome nota.
1. Radiación Electromagnética
Los teléfonos celulares generan campos electromagnéticos que, según estudios de la Universidad de Yale, pueden ser nocivos para las personas que están en crecimiento. De hecho, las microondas pueden influir de aspecto muy negativo en los “bebes por nacer” causando trastornos en sus pequeños y aún no desarrollados cerebros. Los invito a seguir la sugerencia del Reino Unido de evitar el uso de celulares por parte de los niños a menos que se trate de una situación de emergencia.
2. Contenido al que acceden los niños
Muchos padres manifiestan no saber a qué acceden sus hijos con estos aparatos o de quienes reciben mensajes y llamados. En este aspecto, lo mejor es utilizar disciplina firme. Los teléfonos en manos de menores deben ser supervisados. Pida el celular a sus niños cada vez que estime conveniente. Si ellos se molestan, seguro entenderán que tener un aparato supervisado es mejor que nada. Mano firme y constante.
3. Riesgo externo – Robos
Solo 4 de cada 10 padres manifestaron tener conocimiento de la existencia de una clave en el teléfono de sus hijos y solo uno de ellos dijo conocer el código IMEI. En caso de robo, el teléfono cuenta con los contactos habituales del menor: Padres, tíos, amigos, etc. Piense, si recibe una llamada de un adulto argumentando que su hijo ha sufrido un accidente ¿Acudiría sin demora en su auxilio? Eso sería lo normal. La recomendación es que los teléfonos de los menores de edad tengan una clave que bloquee el acceso a ellos y que los padres guarden el número de IMEI del dispositivo. Esto permitirá el bloqueo (definitivo) del dispositivo en caso de robo. Además, sea sencillo en la elección del móvil, recuerde que mientras más lujoso, más tentador será para los “amigos de lo ajeno”.
4. Extravío
El descuido un objeto es perfectamente plausible. Siendo claro, si muchos adultos extravían su teléfono móvil al año ¿Cree usted que un niño no caerá en dicho descuido? Es bueno evaluar a sus hijos para conocer el grado de madurez y responsabilidad de ellos antes de entregar un aparato cuya pérdida puede ser más que económica.