Un estudio reciente publicado en PLOS ONE ha arrojado luz sobre una práctica histórica largamente debatida: el uso de piel humana en la fabricación de objetos de cuero por los escitas, un grupo de pueblos nómadas de la antigüedad. Este hallazgo, realizado mediante técnicas avanzadas de paleoproteómica, confirma las afirmaciones del historiador griego Heródoto sobre los rituales y costumbres de los escitas.
El estudio analizó 45 muestras de cuero y dos objetos de piel recuperados de 18 entierros en 14 sitios escitas diferentes en el sur de Ucrania. Utilizando métodos de paleoproteómica, los investigadores pudieron identificar las especies de las que provenían estas pieles. La mayoría de las muestras resultaron ser de especies domesticadas como ovejas, cabras, ganado y caballos, mientras que las pieles eran de animales salvajes como zorros, ardillas y felinos.
Hallazgo sorprendente: piel humana en objetos de cuero
Entre los descubrimientos más impactantes estuvo la presencia de piel humana en dos muestras. Este es el primer hallazgo que proporciona evidencia directa de la afirmación de Heródoto de que los escitas usaban la piel de sus enemigos muertos para fabricar objetos de trofeo, como fundas de carcaj. Este uso de piel humana refleja aspectos profundos de la cosmovisión y las prácticas rituales de los escitas.
Esta investigación confirmaría relatos históricos y también proporciona una nueva comprensión de las tecnologías de producción de cuero de los escitas. A pesar de su estilo de vida nómada, poseían técnicas sofisticadas para asegurar un suministro estable de este material esencial. Los objetos de cuero, incluidos los carcajes y otros artículos cotidianos, eran una parte integral de la vida escita, más allá de los objetos de oro que a menudo dominan la percepción de su cultura material.