Un equipo de paleontólogos chilenos ha identificado un dinosaurio carnívoro con brazos sorprendentemente cortos, conocido como «Abelisaurio». Este habría habitado en la región del Norte Chico de Chile hace aproximadamente 92 millones de años, y su descubrimiento fue publicado en la revista «Journal of South American Earth Sciences». Basándose en el análisis de un diente no clasificado previamente, encontrado en 1989 en el Monumento Natural Pichasca, en la región de Coquimbo.
El Abelisaurio pertenece a la familia de los abelisáuridos, terópodos carnívoros que incluyen al conocido Carnotauro. Ambos comparten características similares, como brazos extremadamente cortos y un hocico corto. A pesar de su apariencia feroz, este dinosaurio en particular habría tenido un tamaño moderado, con una longitud estimada entre cuatro y cinco metros y un peso que oscila entre 800 kg y una tonelada.
Cabe destacar que el propósito de los brazos cortos de estos dinosaurios ha sido objeto de debate entre los expertos. Algunas teorías sugieren que, a lo largo de la evolución, estos brazos se fueron reduciendo porque ya no eran esenciales para la supervivencia. Otras hipótesis plantean que estas extremidades podrían haber tenido un papel en la selección sexual. Es interesante notar que otros depredadores del período Cretácico, como el Tiranosaurio Rex, también poseían brazos pequeños.
Según los expertos, el entorno en el que vivió el Abelisaurio era muy diferente al actual. La región semiárida donde se descubrió el diente tenía un clima probablemente más cálido y húmedo, con paisajes que oscilaban entre tropicales y subtropicales. Además, este dinosaurio coexistió con otros animales prehistóricos, como el Titanosaurio, un dinosaurio herbívoro de cuello largo. También compartió su hábitat con tortugas de agua dulce, cocodrilos terrestres y moluscos de agua dulce.
El descubrimiento del Abelisaurio en Chile aporta valiosa información sobre la diversidad y evolución de los dinosaurios en Sudamérica. Aunque se han encontrado restos de abelisáuridos en otras partes del continente, como Argentina y Brasil, este es el primer registro de un miembro de esta familia en territorio chileno.
También el hallazgo es una prueba más de la rica historia paleontológica de Chile y de la importancia de continuar investigando y protegiendo estos importantes vestigios del pasado.