Ayer (miércoles) SpaceX volvió a intentar lanzar el prototipo de nave espacial SN8 en el condado de Cameron, estado de Texas, Estados Unidos. En este vuelo suborbital se probó desde cómo funcionan los tres motores Raptor del vehículo y las capacidades aerodinámicas generales de entrada del mismo.
SN8 despegó, voló, pero no pudo aterrizar satisfactoriamente y explotó al posarse en la tierra. Y si bien esto se ve como catastrófico, es todo lo contrario. El propio Elon Musk, fundador de la compañía, dijo que pese al fallido aterrizaje lograron obtener los datos que necesitaban.
Además Musk ya había advertido desde un principio que las probabilidades de éxito de esta prueba era una de tres.
«Con una prueba como ésta, el éxito no se mide por el cumplimiento de objetivos específicos, sino por cuánto podemos aprender en conjunto, lo que informará y mejorará la probabilidad de éxito en el futuro».
(SpaceX)
Finalmente el propio fundador comentó en sus redes sociales que el ascenso fue exitoso y la presión del tanque de combustible fue baja durante el aterrizaje, causando que la velocidad de aterrizaje fuese alta, provocando el estallido al impactar con el suelo.