Boeing puede respirar —un poco— más tranquilo. La cápsula Starliner aterrizó de manera segura en el White Sands Space Harbor, en Nuevo México, a las 12:01 a.m. del 7 de septiembre, poniendo fin a una misión orbital que había sido planificada inicialmente para durar 10 días, pero que se extendió por más de tres meses y con un regreso sin los astronautas Suni Williams y Butch Wilmore.
La misión, conocida como el «Vuelo de Prueba Tripulado» (CFT, por sus siglas en inglés), era un paso importantísimo para que la nave Starliner sea certificada para transportar astronautas de manera regular a la Estación Espacial Internacional (ISS). Sin embargo, el vuelo se vio marcado por múltiples dificultades, incluyendo fugas de helio en el módulo de servicio y fallos en cinco de los 28 propulsores de control de reacción (RCS). Aunque la cápsula logró ‘estacionarse’ en la ISS en un segundo intento, la NASA decidió que traer a los astronautas a bordo de la Starliner suponía un riesgo inaceptable.
Decisión de la NASA y el futuro de Starliner
Sin duda, la principal contrariedad que enfrentó la misión fueron las fugas de helio en el módulo de servicio de la Starliner, que afectaron el rendimiento de los propulsores. Los ingenieros de la NASA y Boeing realizaron pruebas tanto en el espacio como en tierra para intentar resolver el problema, pero finalmente se decidió que la nave regresaría a la Tierra sin tripulación. Los astronautas Williams y Wilmore permanecerán en la ISS como parte de la tripulación de la Expedición 71/72 y retornarán en febrero de 2025 a bordo de una nave Crew Dragon de SpaceX.
A pesar de los problemas, la NASA ha calificado el aterrizaje de la Starliner como exitoso, logrando una «caída de precisión» en el desierto de Nuevo México. Steve Stich, director del Programa de Tripulación Comercial de la NASA, declaró que, aunque los astronautas hubieran estado seguros durante el aterrizaje, la agencia tomó la decisión correcta priorizando la seguridad con la información disponible antes del descenso.
El vuelo de prueba tripulado debía ser el último paso antes de que la Starliner obtuviera la certificación necesaria para realizar misiones operativas a la ISS. Sin embargo, debido a los problemas técnicos que surgieron durante esta misión, la NASA y Boeing aún deben analizar los datos recogidos para determinar los próximos pasos. El vuelo inaugural de larga duración, llamado Starliner-1, que estaba previsto inicialmente para febrero de 2025, ha sido pospuesto hasta agosto de ese mismo año, y aún no se sabe si la cápsula será certificada a tiempo.