La compañía de seguridad, ESET, presentó una nueva versión de su guía de privacidad en Internet y en ella incluye las recientes amenazas que están al acecho de nuestra seguridad online. Una de ellas es el «Oversharing».
En grandes rasgos, el Oversharing es el compartir información de manera desmedida a través de las redes sociales. Cuestión que fuertemente se está tomando las redes sociales, sobre todo en edades menores.
La palabra también es utilizada de forma despectiva por quienes tienen a alguien en sus contactos que publica tanto que ya no lo pueden soportar.
¿Se acuerdan cuando Twitter fue un sin fin de estos personajes? Cuando escribían hasta que iban a ir al baño. Foursquare (Swarm) también se prestó por años para esto. Con la poca delicadeza que indicaba cuando estaban en un lugar y no en tu casa.
Frente a esto mismo y quitando lo odioso que pueda ser una persona que ‘practica’ el publicar en exceso a través de redes sociales, ¿es seguro que lo haga? ¿Habrá gente atenta observando mis acciones en línea?
El peligro del Oversharing
Al planificar un ataque, un ciberdelincuente se puede nutrir de múltiples datos de un usuario como ubicación en un momento específico, gustos y hábitos, lugar de trabajo o estudio, y hasta detalles de los contactos y amigos. Lo cierto es que, cuanto más se comparta, más expuesto se estará.
Esto va ligado directamente al trabajo de ingeniería social que hacen los criminales para obtener información, sea recogiendo lo que tú publicas o engañando a través de falsos concursos, problemas, entre otras situaciones virtuales ficticias.
Por ejemplo, ¿se acuerdan de los vouchers para Starbucks o H&M? Ese fue un caso de ingeniería social engañando a los usuarios a través de WhatsApp.
Las configuraciones en las Redes Sociales no tienen, por defecto, los niveles más elevados en cuanto a la protección y a la seguridad. Entonces, ¿cómo evitamos el Oversharing sin dejar de publicar las cosas que nos interesan o gustan? Ese es el desafío.
Uno de los métodos es dedicándole tiempo prudencial a cambiar las configuraciones de privacidad. Además de revisar de forma periódica cuáles son las posibles fugas de información ante una mala o incorrecta configuración en una determinada plataforma social.
Por ejemplo, en Facebook, eso es posible a través de la configuración de privacidad y seguridad de tu perfil. O también -en cada publicación que hagas- con el ícono que está a la derecha de la fecha y hora de tu post.