Los instrumentos del rover Curiosity han permitido a los científicos recoger y analizar muestras de suelo y roca en el entorno del cráter Gale que confirman la existencia de un elemento esencial para la vida: el agua.
«Uno de los resultados más interesantes que revela la primera muestra sólida tomada por Curiosity es el alto porcentaje de agua en el suelo. Cerca del 2% de la tierra en la superficie de Marte se compone de agua, lo que supone un gran recurso y es científicamente muy interesant», destaca Laurie Leshin, coordinador del primer equipo investigador.
Este grupo analizó materiales de la corteza marciana mediante pirólisis, una técnica en la que se calientan las muestras sin oxígeno para registrar qué gases liberan. El instrumento Sample Analysis at Mars (SAM) ha permitido detectar compuestos volátiles como el dióxido de carbono y oxígeno.
Por su parte, otro grupo liderado por el investigador Pierre-Yves Meslin desde la Universidad de Toulouse (Francia), ha disparado el láser del denominado ChemCam Remote Micro-Imager para identificar dos tipos de granos en el suelo, unos finos y otros gruesos.
“Los de grano grueso probablemente proceden de la alteración física de los conglomerados fluviales que se encuentran cerca del lugar de aterrizaje, y cuya composición (silicio, aluminio y compuestos alcalinos) nunca se había registrado en Marte”, explicó Meslin a la agencia de noticias SINC.
El investigador destaca que el polvo y el grano fino –representativo de todo el suelo de Marte por transporte eólico– es portador de hidrógeno, que se puede relacionar o formar parte del H2O que han identificado las sondas que orbitan el planeta rojo.
“Las evidencias experimentales confirmando la presencia de agua son siempre importantes, especialmente en relación con la habitabilidad pasada de Marte”, dice el geólogo planetario Jesús Martínez, miembro del equipo científico de la misión MSL que ha llevado a Curiosity al planeta rojo.
El geólogo que se confirman así los datos observados desde los orbitadores, aunque en relación con el agua no se ha observado intercambio entre las composiciones del regolito –capa superficial– y la atmósfera.