Más de 20 robots humanoides corrieron el sábado pasado junto a miles de personas en una media maratón realizada en el distrito de Yizhuang, al sureste de Pekín. La carrera, de 21 kilómetros, marcó la primera ocasión en que máquinas bípedas participaron oficialmente junto a humanos en una competencia de este tipo en China. El evento congregó a unos 12.000 corredores humanos y fue concebido como una exhibición de avances tecnológicos impulsada por el gobierno chino en el marco de su estrategia para fortalecer sectores de alta innovación como la inteligencia artificial y la robótica.
Los robots, provenientes de fabricantes como DroidVP, Noetix Robotics, y del Centro de Innovación de Robots Humanoides de Pekín, se presentaron con una amplia variedad de tamaños, formas y estilos. Algunos medían apenas 1,2 metros, mientras que otros alcanzaban los 1,8 metros de altura. Varias unidades lucían características antropomórficas llamativas: uno llevaba guantes de boxeo, otro una banda roja con la frase «Destinado a ganar», y uno más fue diseñado con rasgos femeninos, incluyendo la capacidad de guiñar un ojo y sonreír.
Despliegue técnico en la media maratón
Cada robot fue asistido durante todo el recorrido por operadores humanos que los acompañaban de cerca, algunos incluso sujetándolos con correas de seguridad o listos para atraparlos si caían. Eso sí, muchos humanoides requirieron apoyo físico constante y solo cuatro lograron cruzar la meta dentro del límite de tiempo de cuatro horas. Uno de ellos, «Tiangong Ultra», del Centro de Innovación de Robots Humanoides de Pekín, completó la media maratón en 2 horas y 40 minutos. Aunque la diferencia con el tiempo del ganador humano —1 hora y 2 minutos— fue considerable, este robot se convirtió en el primero en completar exitosamente una carrera oficial de esta longitud junto a humanos.
El desarrollo de Tiangong Ultra incluyó un algoritmo específico que le permitió imitar el movimiento de un corredor humano, además de piernas largas diseñadas para favorecer el desplazamiento. Durante la competencia, el robot cambió sus baterías en tres ocasiones. A lo largo del circuito, que incluía pendientes suaves y curvas cerradas, los equipos técnicos estaban autorizados a intervenir en estaciones de asistencia para realizar ajustes, reemplazar piezas o cambiar robots, aunque cada sustitución implicaba una penalización de 10 minutos.
Varios robots no lograron superar los primeros metros. Uno se desplomó en la línea de salida y permaneció inerte varios minutos antes de reactivarse. Otro colisionó contra una baranda, haciendo que su operador humano cayera al suelo. Incluso se reportaron incidentes más graves, como uno cuya cabeza se desprendió y rodó por el asfalto, y otro que colapsó completamente en piezas tras una caída.
Un pseudo evento deportivo como vitrina tecnológica
Los organizadores dejaron en claro que el propósito principal de la prueba no era la competencia deportiva, sino la demostración técnica. Los corredores humanos contaban con puestos de hidratación y refrigerios, mientras que los androides eran abastecidos con baterías y herramientas técnicas. Empresas tecnológicas como Xiaomi, mediante su brazo de robótica, y la firma UBTech, participaron de forma indirecta como accionistas del centro que diseñó a Tiangong Ultra.
La competencia generó atención internacional por tratarse de una apuesta pública por parte de China en el campo de la robótica humanoide, considerado un sector estratégico por el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información. Según documentos oficiales, el país busca alcanzar una producción masiva y establecer cadenas de suministro seguras para estos componentes antes de 2025. A pesar de esto, algunos expertos cuestionaron el valor práctico de eventos como esta media maratón para medir el potencial industrial de los robots humanoides, argumentando que estas exhibiciones demuestran destrezas llamativas, pero no necesariamente capacidades útiles en contextos laborales reales.