Tras más de un año de pausa debido a un accidente en septiembre de 2022 (misión NS-23), Blue Origin, la empresa aeroespacial fundada por Jeff Bezos, ha marcado su regreso al espacio con la exitosa misión NS-24. Este vuelo representa el impulso necesario para quitarle terreno a sus principales contrincantes, SpaceX y Virgin Galactic, demostrando la capacidad de superar desafíos y avanzar en la exploración espacial.
La misión NS-24, que no llevaba tripulantes, sí tuvo experimentos científicos a bordo que incluyeron una demostración de la tecnología de celdas de combustible de hidrógeno en microgravedad. Una fuente de energía limpia y eficiente con potencial para futuras misiones espaciales. Otro experimento mostró cómo se mueven el agua y el gas en un ambiente sin peso, un conocimiento esencial para el desarrollo de sistemas de soporte vital en naves espaciales.
El cohete New Shepard de Blue Origin despegó desde Van Horn, Texas, a las 10:42 a.m. (1642 GMT). La cápsula que llevaba alcanzó una altitud máxima de 66.5 millas (107 kilómetros), superando la línea de Kármán. El propulsor aterrizó con éxito en la plataforma de lanzamiento, seguido por la cápsula que descendió al suelo del desierto en tres paracaídas. La misión tuvo una duración total de 10 minutos y 13 segundos.
El peso del regreso de Blue Origin al espacio
Este regreso al espacio es especialmente significativo para la compañía, ya que marca la reanudación de sus operaciones después del accidente de 2022 que había pausado sus vuelos. Considerando que Bezos explora tanto los servicios espaciales privados para transporte en misiones oficiales de Estados Unidos, además del turismo espacial.
Además, se presenta como el principal competidor de SpaceX en el desarrollo de cohetes reutilizables que regresan a la Tierra en descensos controlados por propulsión.