Se estima que cada hogar en Chile tiene, en promedio, 40 equipos eléctricos o electrónicos y que desde el 2017 cada habitante del país genera 9,6 kilos de chatarra al año, alcanzando un total de 168.116 toneladas de residuos. Estas cifras ubican a nuestro país en el primer lugar de Latinoamérica en la generación de desechos de este tipo. De hecho, se proyecta que a 2027 cada habitante produzca 14 kilos de ‘e-waste’.
De acuerdo a un estudio realizado por el Ministerio del Medio Ambiente y Fundación Chile, sólo el 3,4% de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) son tratados, lo que corresponde a 320 gramos por habitante, y casi todos a cargo de empresas y comercios.
Sin embargo, existe una gran oportunidad, no sólo ambiental, sino también económica en la recuperación de metales, ya que por ejemplo, una tonelada de celulares contiene 400 gramos de oro. Es más, autoridades del Ministerio del Medio Ambiente, están de acuerdo que la economía circular es la forma de avanzar al desarrollo sustentable.
Y si en Chile la situación es compleja, a nivel global el panorama tampoco es muy alentador: los residuos electrónicos -o RAEE- son el tipo de material que mayor volumen de desechos está produciendo en el mundo y que según el Global E-Waste Monitor 2020, han crecido en un 21% en 5 años, alcanzando una cifra de 53 millones de toneladas métricas y, de ellas, solo el 17% fue reciclada correctamente.
Se estima que en siete años la generación de RAEE a nivel mundial aumente en tasas cercanas al 4% anual, ya que sólo durante el año 2016 se generaron 44,7 millones de toneladas métricas desechos tecnológicos, equivalente a casi 4.500 torres Eiffel, por lo que todavía hay una gran tarea por avanzar.