A medida que los videojuegos continúan creciendo como la forma de entretenimiento preferida de las masas, la práctica de usar programas no autorizados, o cheats, la filtración de datos por hackers, y hasta una economía de juego abusiva, se ha vuelto una problemática que trae consigo la perdida de reconocimiento a sus títulos y a la propia industria, debido al injusto desbalance que disuade a la comunidad de jugadores a seguir participando.
Sin embargo, existen formas de saber si el próximo título que piensas jugar, se preocupa verdaderamente por el bienestar de sus usuarios, ofreciendo todos los elementos necesarios que les permitan disfrutarlos sin condiciones o contratiempo alguno.
Economía de juego transparente
Cada vez es más frecuente encontrar títulos con la etiqueta Free-To-Play, con acceso inmediato para todos, pero que eventualmente nos obligan a pagar si queremos avanzar y disfrutar del mismo. Una situación poco concordante si la comparamos con la industria del juego, donde los organismos competentes exigen transparencia en todo momento. Por ejemplo, PlayUZU es un casino en línea para todos aquellos que desean acceder a sus juegos de ruleta, blackjack y tragamonedas en forma gratuita, o con dinero real, tal y como lo indican de buenas a primeras sus términos y condiciones.
Para los videojuegos en cambio, esto es posible saberlo visitando su tienda. Si ofrece únicamente skins o elementos cosméticos estamos ante un juego balanceado. Pero, si se ofrecen únicamente ítems especiales que otorgan ventajas sobre los demás, sin importar su nivel de juego, es porque estamos ante un título pay-to-win, del que es preferible alejarse.
Sistemas anti-cheat
A fin de mantener un ambiente justo para los jugadores legítimos, estudios como Activision, creador de «Call of Duty: Warzone» se ha involucrado en su propia guerra contra los cheaters y los hackers desarrolladores de este tipo de programas. En 2021, el estudio subsidiario Raven Software, había baneado más de 500.000 cuentas, expulsando a los jugadores que se valen de estos programas no autorizados, así como creando los mecanismos que impidan a los hackers seguir causando daño al título.
Esto implica la creación de un equipo de seguridad dedicado a monitorear cualquier anomalía en las partidas, así como de gestionar las herramientas para detectar aquellos glitches, exploits y cualquier error del juego que pudiera comprometer una competencia saludable para todos.

Medidas de protección a cuentas de juego y datos de usuario
Para cualquier jugador, su cuenta es su bien más preciado, pues en ella ha invertido centenares y hasta miles de horas y dólares, para alcanzar un mayor estatus dentro de su comunidad. Desafortunadamente, estas se han vuelto un objetivo para las organizaciones criminales en línea, que buscan vulnerarlas para hacerse tanto de los recursos de los jugadores, como sus datos personales.
Por tal motivo, los estudios de videojuegos invierten continuamente en equipos y software dedicados a la protección de sus bases de datos y a mantener sus defensas en óptimos niveles. Así mismo, buscan educar a sus empleados acerca de la importancia que representan las amenazas del phishing y el ransomware, que buscan secuestrar datos sensibles, en especial tras ver que solo en Latinoamérica ocurren 4000 ataques de ransomware diarios, con costosas consecuencias económicas.
Por otro lado, una compañía responsable busca que a sus usuarios se les provean de las herramientas necesarias para mantener a salvo sus datos, teniendo como mínimo, sistemas de autenticación en dos pasos, la renovación periódica de sus contraseñas y un sistema de notificaciones cuando ocurren accesos provenientes de ubicaciones no habituales.